Vino de baja intervención caracterizado por unas escasas precipitaciones, apenas 300 mm entre los meses de enero a octubre. Unas condiciones climatológicas que han favorecido un cultivo del viñedo sin apenas tratamientos fitosanitarios. La primera parte del invierno fue fría y seca, lo que resultó beneficioso para la correcta cicatrización de las heridas de poda. En enero la borrasca nos dejó importantes nevadas, con las consiguientes acumulaciones de reservas de agua en el subsuelo. Por suerte, la comarca de la Hoya de Huesca no vivió el efecto negativo de temperaturas extremadamente bajas que trajo consigo Filomena en otras provincias. La primavera se inauguró con temperaturas más cálidas de lo habitual y sin apenas lluvias, lo que se tradujo en un adelanto de la brotación de la planta. Sin embargo, enseguida llegó un periodo más frio que provocó una parada vegetativa. El envero comenzó a mediados de julio. En general el verano del 2021 fue suave y fresco, sin las perjudiciales olas de calor que suele traernos agosto, septiembre fue cálido, estable y seco para acabar de redondear una maduración fenólica perfecta, como pocas veces hemos tenido. El extraordinario estado sanitario de nuestras uvas ha permitido que las fermentaciones hayan sido progresivas y completas, obteniendo vinos que gozan de un magnifico equilibrio, mostrando esa frescura que hacen de ellos atractivos y fáciles de beber.